La Cruz Andina

En algunos cerros de los distritos de la gran Lima Sur se ven en sus puntas que señalan al cielo, cruces, algunas de madera, otras de otros materiales. Muchos jóvenes que son los hijos de la fusión de la cultura andina con la modernidad metropolitana, se preguntan qué hace ese símbolo religioso en los cerros. Principalmente nace la pregunta a los inicios de los días del mes de mayo, cuando algunas de esas cruces bajan bañadas de flores y rosas, cargadas por algunos pobladores de la zona.
Corriendo llega la frase: “estas costumbres anticuadas ya no tienen apego en nosotros”. Pero en el fondo se sabe que esto nació en algún lugar del Perú profundo y que llegó con la “mancha” de desplazados de las tierras andinas.
La costumbre “anticuada” nace de una fusión a la fuerza de nuestros ancestros con los conquistadores españoles en la campaña de colonización del imperio Tahuantinsuyo; se empleó como arma de colonización, el símbolo del cristianismo, la Cruz. La estrategia era poner las cruces en los templos de los dioses andinos y donde se practicaban las ceremonias ancestrales, que eran principalmente las cumbres de los cerros. Pero con el tiempo este tipo de conquista no funcionó sino se fusionó.
Como nuestros ancestros andinos (mayormente quechuas y aymaras) no entendían el cristianismo y tampoco creían en ello, pero eran obligados a tener la “Fe” presente. La mujer y el hombre andino no querían olvidar sus raíces y costumbres, así que asimilaron sus fiestas ancestrales con las fiestas cristianas. En el Caso de la fiesta de la Cruz de Mayo, ésta vino a intentar reemplazar a una de las fiestas más importantes del mundo andino, la fiesta de la cosecha y la fecundidad de los campos.
La Fiesta de la “Cruz de Mayo”, es una ocasión destinada a celebrar las cosechas y tiene como principal destinatario al Inti Tata, la Pachamama, los santos y fundamentalmente a la cruz que simboliza a los dioses ancestrales de cada comunidad y los Achachilas (que representan a los espíritus ancestrales de cada comunidad y pueden ser muchos con distinta jerarquía). Por lo tanto, es una fiesta de mucho recogimiento, fe y alegría donde las familias deben reencontrarse y buscar la armonía entre sí y con el espacio sagrado.Toda este relato se impregna en la realidad actual, donde los inmigrantes andinos que vinieron a la gran Lima costeña a partir de los años 60, no olvidaron sus costumbres y comenzaron a plantar la cristiandad andina en sus cerros, con los rituales católicos, y
cada mayo celebran la cosecha de sus esfuerzos, ya no la cosecha de la tierra sino la del sudor, de los trabajos en construir las casas y de tener algo mas seguro para su futuro. La alegría que todavía se mantiene en estas festividades en nuestra Lima Sur, la festividad sigue en su auge en las zonas andinas del país, pero ya se pierde el ritual en la zona de Lima Sur, caracterizada por tener un gran porcentaje de pobladores que vinieron a vivir en la zona.Se mantiene la costumbre de ver las cruces bajando de los cerros y es muy alegre verlas bajar bailando en hombros de la gente, y vestida de gala floral la cruz, una cruz que simboliza el sacrificio muerte, humillación,… La ritualidad andina (con influencia también del sur español, Extremadura y Andalucía) lo transforma en una festividad alegre, en fecundidad, renacimiento, en reunión fraterna familiar. El ritual esta pasando por otra etapa de conquista, la del mundo consumista, la voracidad del mercado liberal, la del mundo del desempleo y las horas esclavas del trabajador.Estos son los nuevos conquistadores que quieren poner sus cruces flagelantes en las espaldas de los pobladores; sabemos que son pocos los que mantienen la costumbre, los que luchan por tener presente el legado de nuestros antepasados, con las cruces floreados que perfuman los cerros poblados de esteras y plásticos con pizcas de cementos, flores que echan a la tierra su polen llenas de fecundidad andina.

Angel Ramos

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