CVR 6 años despues
Los colores vivos danzaban en la acera, sus pies raspaban la finura del cemento, las mirabas circulaban por todo su vestuario, las manos aplaudían en silencio, el grito de sus corazones revivía las piedras que tenían sus nombres impregnados de dolor…Eran los danzantes folklóricos, vistos por el ojo que llora, que brillaba su pupila al recordar que hace seis años se presentó al gobierno de turno -miles de folios- lo que tenía como título “Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación”. Recordaba que eso fue ya hace 6 años…
Desde su retina vio llegar cientos de personas con banderolas, con lemas alusivas a la celebración. Jóvenes con polos blancos se aglomeraban en los alrededores de la plaza y extendían sus pancartas. En ellas veía imágenes que recordaban lo que pasó en esa década que muchos quieren olvidar y otros ignorar.
Las piedras que están echadas con los nombres de los que se fueron sin querer irse, o con nombres de personas que no quisieron ser desaparecidos, comenzaron a latir, a palpitar de alegría porque todavía hay personas con conciencia y con fuerzas para luchar por sus derechos, porque hay -aunque pocos- jóvenes interesados por lo que pasó en su Perú, en los finales del siglo pasado. Cierto que la mayoría están desinformados, no porque no quieran enterarse, sino porque los medios de comunicación masiva no lo divulgan y en los colegios ni se habla de aquella guerra interna que vivió el país. Aunque muchos se rasguen las vestiduras, estos hechos sangrientos ya son parte de nuestra historia y los jóvenes deben saberlo, para que otros personajes con ideologías retrógradas y violentistas no les laven las cabezas y les metan estúpidas ideas de hacer patria.
No son muchos los logros en estos seis años, fruto –hemos de reconocerlo- de la valentía y tenacidad de un puñado de personas; pero sí los suficientes para mostrarnos el camino de la auténtica Verdad y Reconciliación posibles: la defensa de la verdad y la justicia para las víctimas y sus familiares. El país, sus instituciones, las iglesias, tenemos una deuda aún pendiente: sin reparación no hay total sanación.
(Angel Ramos)
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